Puede parecer absurdo cuando mueres, tu camino se acaba y te pierdes. Ahora mismo no sé donde estoy ¿muerta? ¿Viva? Todo se desvanece en un momento, y luego queda un vaivén….espera ¿un vaivén?
Me intente incorporar dificultosamente, cuando, el suelo donde estaba pego un brinco. Y volví a caer, note un fuerte tirón en las muñecas. Estaban encadenadas.
Intente centrarme en la situación…abrí los ojos y procure acostumbrarme a la oscuridad. Lentamente empecé a ver algo… me hallaba en una especie de cámara de madera que se movía... Preste aun más atención, creo que estaba en una especie de carruaje...el suelo no cesaba de moverse, y oí un golpeteo exterior de cascos de caballos. Un carruaje.
Necesitaba aire y luz, en ese pequeño espacio me estaba agobiando, necesitaba salir. Vale, lo admito, tengo un poco de claustrofobia. Aun sabiendo que seria inútil intentaría escapar de aquella prisión, pues las paredes no cesaban de acercarse a mi y me faltaba respirar.
Moví las muñecas en busca de movilidad, me bastaría tirar un poco para arrancarlas de la pared. Sin pensar, junte las manos y con todas mis fuerzas me eche hacia atrás. Pude notar como el metal se separaba de la pared de la madera logrando hacer un boquete enorme. La carroza se paró de pronto, la había cagado.
Oía pasos rápidos acercarse y gritos lanzando maldiciones. No debi hacer eso. Pero el aire estaba lentamente entrando, y eso me permitió volver a la realidad.
La luz penetro por el agujero y me ilumino la estancia, era una carroza no me había equivocado.
Una cabeza emergió por el orificio, un vampiro de rostro cuadrado y pequeños labios finos. Parecía estar furioso. Me encogí cuanto pude contra la pared, mi cuerpo temblaba de puro miedo. La figura clavo sus manos en los trozos del hueco y tiro. La pared entera se desplomo. El corazón se me iba a salir del pecho, parecía una bomba que en cualquier momento estallaría.
Era un vampiro mediano ojos de color borgoña y pelo negro. De un salto penetro en el cubículo y furioso me enseño los dientes como un animal. No pude hacer más que mirarle.
Me cogió del pelo con violencia y me tiro hacia fuera. Caí sobre unos mullidos helechos. Estábamos en un bosque. ¡maldicion! Intente recordar algo del entrenamiento como cazadora para poder defenderme de lo que seria un ataque inevitable.
Rápido como una flecha se acerco a mí.
-Te perdonamos la vida y así es como nos lo pagas, estúpida. Siseo colérico. Se estaban acercando más congéneres que nos observaban divertidos.
Fue a alzarme la mano para pegarme, yo ya estaba preparada. Le cogí por la muñeca y le hice una llave pegándole en el costado. Me prepare para escapar.
El se levanto y aun mas trastornado fue a por mi cuello. Me atrapo el cuello con ambas manos. Me aparto el pelo. Intente zafarme, pero los otros me cogieron
- Hey Jared. Repártela.
- Que apetitosa….
- ¡como se remueve la condenada!
Comentaban mi muerte como un espectáculo donde ellos querían ser algo más que simples espectadores. Ya notaba su aliento sobre mi nuca, mi vida ahora sí que se apagaría.
Cerré los ojos rogando porque no fuera demasiado doloroso, aun a sabiendas de que si.
Pero…no paso nada. Alcé la mirada y le vi por primera vez, a él. Al vampiro que había atacado mi casa, al que se había cargado mi hogar.
Era de constitución musculosa, la piel era calcarea como el marmol y tenía unos ojos verdes que atavesaban.
-soltadla. Exigió con voz autoritaria. El vampiro que me había atacado cerró la boca sorprendido. Le miro lleno de dudas.
-pero Kareth es una humana…
-¡he dicho que la sueltes! Volvió a ordenar, Kareth. Al ver que el asqueroso chupasangres no me soltaba, me zafe de él. No hizo nada por impedírmelo.
- ¡quien toque a la chica, será castigado! Dicto Kareth. Intente mantener mi semblante desafiante, cundo este me miro a los ojos. Otra vez en mi mente volvían a dispararse mil preguntas ¿Por qué me protegía? ¿Por qué no me dejaba morir?
Este me echo una última mirada y desapareció por donde había venido. Después de eso solo recuerdo que me desfallecí por el agotamiento y el hambre.